Viajes

Santuario de bienestar en Riviera Maya

A solo 40 minutos del aeropuerto de Cancún, el hotel Chablé Maroma garantiza una estadía única e inolvidable con foco en el wellness, la gastronomía y el respeto por la cultura mexicana.

A solo 40 minutos del aeropuerto de Cancún, dejando atrás la carretera principal, un camino de tierra se adentra en la selva para dirigirse hacia Punta Maroma, un destino poco explorado, ubicado frente a la Barrera Arrecifal Mesoamericana -la segunda más grande del mundo- que conserva lo más puro de su entorno natural. 

En este punto privilegiado, que aísla al destino del ajetreado movimiento turístico de sus vecinas Cancún y Playa del Carmen, se encuentra emplazado Chablé Maroma, un oasis de lujo rústico y misticismo que se erige de forma natural en la quietud tropical circundante.

Frondosa selva, playa de arena blanca y agua cristalina, manifiesto respeto por el espíritu maya y una visión sustentable y en armonía con su entorno dan marco a Chablé Maroma. Un hotel que fue construido con materiales renovables, respetando la topografía del terreno y dando protagonismo al esplendor tropical en el que está enclavado. La arquitectura y el diseño interior -a cargo de Paulina Morán- hacen a su vez reverencia a la cultura local a través del uso de elementos como la piedra Xucun, la piedra de cantera de Galarza y el mármol, y de piezas hechas por artesanos mexicanos y tejidos de palma. Todos detalles que destacan en sus 70 villas, cada una de las cuales cuenta con piscina privada, ducha al aire libre y amplios espacios para relajarse.

Experiencia de cuerpo y alma

Pasado el check-in, somos guiados directamente hacia el spa, donde un chamán nos recibe con una inolvidable ceremonia maya acompañada del sonido relajante de cuencos tibetanos, tambores y copal quemando, mientras que nuestra respiración se profundiza y vamos dejando atrás las cargas del día a día. En tan solo un instante entendimos que la estadía en Chablé Maroma será, por sobre toda característica, tranquila y restauradora. 

Este espacio holístico al aire libre que nos da la bienvenida es un verdadero santuario tropical en el que se puede efectuar a diario la hidroterapia -una práctica milenaria que aporta un sinfín de beneficios para la salud- que consta de un circuito alternado entre la sala de vapor y piscinas climatizadas y que tiene como fin exponer al cuerpo a altas, medias y bajas temperaturas para relajar y fortalecer las articulaciones y aliviar posibles dolores. Además, el spa cuenta con ocho salas de tratamiento, una cabina especial para meditación, una amplia variedad de programas y actividades que incluyen yoga para niños y procedimientos curativos como el Masaje Árbol de la Vida: un poderoso tratamiento de equilibrio bioenergético que calma el sistema nervioso cuando está sobrecargado, despeja la mente y alivia la tensión muscular para restablecer el equilibrio interno. “La experiencia consiste en un masaje a cuatro manos en el que dos terapeutas trabajan en perfecta sincronía con largos movimientos de conexión para alinear el cuerpo, la mente y el alma en una danza cósmica”, detalla Juan Francisco Fonseca Vidal, profesional de bienestar holístico en Chablé Maroma. Además es posible vivir la ceremonia de Temazcal, un viaje a la espiritualidad de forma guiada. 

Gastronomía autóctona

Con el objetivo de poner en valor la cultura mexicana, la gastronomía del hotel a cargo del galardonado chef Jorge Vallejo y el chef ejecutivo Luis Quiroz, también es protagonista y se expresa a través de tres espacios con identidades y propósitos distintos que comparten el mismo interés: ofrecer alimentos ricos elaborados con ingredientes de origen local y naturales. 

Kaban -cuyo nombre proviene de la astrología maya y hace referencia a la dualidad entre el hombre y la mujer- sirve desayuno a la carta, almuerzo y cena con platos inspirados en las costas mexicanas. En tanto, Bu’ul centra su cocina en una propuesta contemporánea del centro y sur del país: un spot ideal para disfrutar un menú perfectamente ejecutado, tomando un vino de su premiada bodega, en un entorno lujoso. 

Allí mismo, en la terraza y con una vista impecable al mar y a la piscina del hotel, Raw Bar cuenta con un bar en el que se ejecutan cócteles imperdibles, ideales para ser acompañados por exquisitos mariscos frescos.

Tanto a través de prácticas de reciclaje, el cuidado del agua y la forma en la que se extrae la materia prima que se usa en la gastronomía, el hotel trabaja en armonía con el ambiente: “Nuestro compromiso con la sustentabilidad tiene raíces en nuestro profundo respeto y amor por la belleza natural que nos rodea. Nos enorgullece asociarnos con pesquerías sostenibles que se adaptan a la tasa reproductiva de los peces para asegurar la supervivencia de todas las especies y prevenir la sobrepesca”, cuenta Ricardo Mondragon, gerente general de Chablé Maroma, que cuenta con 734 paneles solares.

Los Ka’anche’s, jardines tradicionales mayas, son parte de Chablé Maroma. El hotel cuenta orgullosamente con cuatro de ellos, que albergan una variedad de hierbas aromáticas como el orégano, la citronela, el romero, el tomillo, la ruda y la menta, cultivadas de manera sostenible para el spa.

El resort cuenta con un itinerario de propuestas incluídas en la estadía que enriquecen cada jornada: distintos tipos de clases de yoga cada mañana sobre la playa, práctica de respiración, clases de cocina y coctelería, deliciosos masajes capilares y mascarillas de aloe vera en la piscina, paddle e introducción al buceo, entre muchas otras.

Durante nuestra estadía tuvimos la dicha de visitar la Barrera de Coral Mesoamericana, localizada a pocos minutos en lancha de la playa de Chablé Maroma, un paseo que se puede organizar a través del concierge. La barrera se extiende sobre aproximadamente mil kilómetros a lo largo de la costa caribeña de México, Belice, Guatemala y Honduras, y es la mayor en el hemisferio occidental. Acompañados de un instructor de buceo y de Raquel Guzmán -bióloga y gerente de sostenibilidad del hotel- vimos toda clase de peces, moluscos y corales pétreos en su hábitat durante más de una hora, enfocándonos en un área en la que se está trabajando en la restauración y fomentando su expansión y preservación mediante bases de concreto colocadas en el fondo del mar. A nuestro regreso, el hotel nos regaló una base para pintar y decorar que luego fue colocada en la zona junto a un pedacito de cuerno de arce: uno de los corales de más rápido crecimiento y un excelente constructor de arrecifes. Una experiencia formativa y enriquecedora en todos los sentidos.

Nuestros días transcurrieron entre degustaciones, parrilladas bajo cielos estrellados, masajes y actividades varias intercaladas con largos descansos. Silencios. Tiempos. El mar como telón de fondo, la selva que se impone en cada rincón y los detalles y atención de ultra lujo hacen que toda la experiencia en Chablé Maroma sea un despertar de los sentidos en un verdadero paraíso en la tierra. 

+ Información maroma.chablehotels.com @chablemaroma

Imágenes cortesía de Chablé Maroma