A solo dos horas en auto desde Ciudad de México, El Santuario Resort & Spa se erige como un destino único donde la espiritualidad, el bienestar y el arte se encuentran en perfecta armonía.
Una pintoresca carretera nos aleja del Aeropuerto Internacional Benito Juárez en Ciudad de México, rumbo a nuestro destino: el Pueblo Mágico de Valle de Bravo. Este encantador rincón, elegido por los mexicanos de alto poder adquisitivo como su escape vacacional desde la ajetreada capital, es hogar de El Santuario Resort & Spa. Un complejo sorprendente, construido sobre una montaña de cuarzo, que no solo ofrece lujosas amenidades, gastronomía de alta gama y suites con piscinas privadas, sino también un enfoque holístico y espiritual sin igual.
Desde el momento en que se ingresa al lobby al aire libre, el entorno nos envuelve con su serenidad. El susurro del viento reemplaza el ruido cotidiano, invitándonos a desconectar del mundo exterior y a sumergirnos en este oasis energético, donde cada rincón está diseñado para lograr una desconexión total y satisfactoria.
El Santuario cuenta con un spa holístico que redefine el concepto de bienestar. Aquí, las terapias fusionan tradiciones ancestrales con técnicas modernas. Desde sesiones diarias de yoga y meditaciones guiadas, hasta terapias de sanación, exfoliantes faciales, envolturas naturales de hierbas y barro, cada experiencia está cuidadosamente diseñada para ayudar a los huéspedes a reconectar con su ser interior. Ritual ancestral y prácticas como el tarot también se ofrecen como parte de este recorrido sensorial hacia la plenitud.
Entre las joyas espirituales que alberga El Santuario Resort & Spa, destacan dos tesoros excepcionales: el Temazcal y el Laberinto de Chartres. El Temazcal, un ritual ancestral de sanación, es un espacio de introspección y purificación construido con piedra y barro. Al envolver a los participantes en el calor del vapor y el aroma de hierbas medicinales, guiados por un chamán, el ritual invita a un renacimiento simbólico, donde lo viejo se deja atrás y lo nuevo emerge con fuerza.
Por otro lado, el Laberinto de Chartres, ubicado en lo alto de la montaña y con vistas panorámicas de Valle de Bravo y el Lago Avándaro, es una réplica fiel del emblemático laberinto de la catedral de Chartres en Francia. Este es el lugar ideal para contemplar el amanecer. Recorrerlo no es solo un paseo, sino un viaje interior hacia la claridad y el autodescubrimiento, donde cada giro abre un espacio para la reflexión profunda.
El Santuario también tiene un firme compromiso con la sostenibilidad. A través de prácticas responsables, como el uso de energías renovables y la preservación de su entorno natural, se asegura de que este lugar mágico continúe siendo una fuente de inspiración para las generaciones venideras. Así, nos recuerda que el equilibrio entre lo ancestral y lo natural es la clave para vivir plenamente y armoniosamente con el planeta.