Viajes

Encanto boutique en San Miguel de Allende

El Hotel Matilda es nuestro elegido en el destino colonial que fascina a viajantes de todo el mundo con sus coloridas calles adoquinadas, cultura y arquitectura.

Hay lugares a los que ningún otro destino se le parece. Así es San Miguel de Allende, la ciudad ubicada en el estado de Guanajuato, a solo 315 kilómetros de México DF, declarada Patrimonio cultural de la Humanidad por la Unesco gracias a su aporte cultural y arquitectónico, y por haber sido un punto crucial en la lucha por la independencia de México de España. 

San Miguel de Allende emana historia y pasión. Muchas veces catalogada como la mejor ciudad del mundo gracias a sus innumerables atractivos, a este destino le sobran los galardones. Es que sus calles son poesía y su agenda cultural, inspiradora. Es considerada una de los puntos más fascinantes en el mapa mexicano y cada año, durante las celebraciones del Festival de Jazz y el Día de los muertos, atrae a miles de visitantes nacionales e internacionales que quedan hechizados por su encanto y embelesados por su nostalgia aggiornada. Así es la seducción del bien denominado pueblo mágico. 

Allí, el Hotel Matilda es nuestro elegido para hospedarse. Erguido sobre la calle Aldama,  una de las más bonitas de San Miguel, esta propuesta boutique y vanguardista está ubicada a solo pasos del Parque Juárez, de la parroquia de San Miguel y de los mayores atractivos turísticos a los cuales se puede llegar a pie. 

Desde que cruzamos su fachada colonial comprendimos rápidamente por qué el hotel recibió el premio de los lectores de Condé Nast Traveler en los años 2021 y 2022 como el alojamiento número uno de todo México: así como San Miguel, el Hotel Matilda es un galante nato que seduce al visitante al instante con su singular estilo contemporáneo en el que el arte es el protagonista.

Desde la recepción ya se vivencia el continuo contraste entre el pasado y el siglo XXI  que se extiende a través de la propiedad. El mundo parece acelerar en el tiempo mediante una animación hipnótica y fluorescente obra del artista multimedia mexicano, Nacho Rodriguez Bach: el hotel exhibe una imponente instalación artística de pantalla LED formada por mosaicos coloridos que van mudando de formas y patrones abstractos.

La colección, digna de museo, ha sido curada especialmente por Harold Stream III, empresario americano, propietario y desarrollador del Hotel Matilda. La misma incluye una réplica de un retrato del mismísimo Diego Rivera, quien pintó a la madre de Harold -Matilda Stream- cuando ella tenia dieciséis años, en 1940. Stream nombró al hotel en honor a su progenitora, y su legado se mantiene vivo en esta imponente obra titulada El arquero, que impacta de inmediato en una de las paredes del lobby.

Es un verdadero deleite poder disfrutar a diario de una exhibición de esta índole durante la estadía. Cada espacio cuenta con obras de reconocidos artistas como Ángelo Musco, Spencer Tunick, Bosco Sodi, Luis Barba, Víctor Rodríguez, Betsabee Romero, Daniela Edburg, Aldo Chaparro, entre otros. 

Una experiencia, dos épocas 

El hotel logra una visión de líneas limpias y diseño vanguardista que contrasta a la perfección con la bella arquitectura de San Miguel. En su propuesta, Matilda invita a relajarse en su spa subterráneo y holístico, que cuenta con un jardín zen para meditación y una boutique en la que crean productos de belleza personalizados para utilizar durante los tratamientos de los huéspedes. Rituales de purificación también están disponibles para limpiar, equilibrar y renovarse con hierbas ceremoniales.

El área de piscina, con un alegre mural especialmente encomendado para el hotel del muralista mexicano Claudio Limón, es el sitio perfecto para descansar luego de las extensas caminatas que se dan en San Miguel. Allí probamos una margarita tradicional deliciosa del anexo The Monkey Bar, otro punto artsy con pequeñas piezas dedicadas a los primates.

La gastronomía cumple un rol central en Matilda. Su restaurante Moxi se posicionó como el destino favorito de los foodies en México, ofreciendo comidas tradicionales con las últimas técnicas culinarias. El menú de Moxi tiene alma mexicana pero un paladar internacional con sabores, texturas, combinaciones y presentaciones que son al mismo tiempo familiares y originales. Los clientes pueden cenar en el elegante y acogedor comedor o al aire libre, en un patio con vistas a los jardines de variedad de especies autóctonas y al muro de agua que baja de la piscina infinita.

A partir de las seis de la tarde abre sus puertas el Múi Bar, en el segundo piso. Un bar de ramen contemporáneo -plato típico de la cocina japonesa- que ofrece recetas de vanguardia infundidas con comida mexicana, en una terraza y lounge divinos bajo las estrellas de San Miguel.

Habitaciones y espacios comunes

El hotel cuenta con 32 habitaciones y suites en cinco categorías, todas ellas lujosamente decoradas con toques artísticos, desde fina ropa de cama de 400 hilos y suelos de mármol calcuta mexicano, hasta obras de arte del fotógrafo de Ciudad de México, Eduardo Zaylan.

El Hotel Matilda sin dudas celebra el estilo de vida del viajero internacional de hoy en una atmósfera boutique y acogedora, ofreciendo las amenidades justas y necesarias con servicio cinco estrellas. Su atención sumamente personalizada y su staff notablemente conocedor y entusiasta de la escena artística latina contemporánea asiste a los huéspedes impecablemente a sumergirse en una experiencia inolvidable en el pueblo mágico.

Más información: hotelmatilda.com